Mientras los primeros golpes de un cacerolazo contra Cristina Kirchner se escuchaban anoche en Recoleta, un grupo de militantes afines colmó varias calles alrededor del edificio en el que vive la vicepresidenta, en Juncal y Uruguay, luego de que se conociera el pedido de prisión elevado por el fiscal Diego Luciani.
Al grito de “si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”, jóvenes de La Cámpora y la JP se amontonaron frente de la casa de la titular del Senado, que mantenía las luces apagadas, sostuvo Lanacion.com.ar. La custodia se dispersó con handys en medio de la militancia y la casa de Cristina se volvió, de pronto, un lugar “seguro”.
Causa Vialidad: Cristina Fernández le contestará a la JusticiaPero aquellos que se congregaron en apoyo a la vice no solo coparon varias cuadras sino que algunos se subieron a los balcones que tienen postigos cerrados. Cerca de las 22, apenas había lugar para poder pasar. En medio de este evento inusual, los restaurantes y comercios de la zona decidieron cerrar más temprano, hasta Rapa Nui, la heladería favorita de CFK.
Otros vecinos se toparon con la imposibilidad de entrar o salir a sus propios edificios con sus autos. Las manzanas alrededor de la esquina del edificio estaban colmadas de vehículos, algunos intentaban circular con balizas y otros detuvieron su marcha totalmente. Recoleta fue cooptada por la militancia kirchnerista.
Juicio contra Cristina: Massa criticó la acusación“Vinimos autoconvocados porque lo que están haciendo con Cristina es una injusticia”, aseguró al medio porteño Roberto Montenegro, quien manejó desde José León Suarez para apoyar a la vicepresidenta.
Los celulares compartían fotos y videos. “CFK se defiende”, rezaba un cartel, que en realidad era una patineta pintada y reconvertida en insignia. Un hombre alzaba una imagen de Diego Maradona. “Si hay pruebas, que las muestren”, decía otro de los mensajes.
Juicio contra Cristina: los políticos tucumanos se dividen entre “dejar actuar a la Justicia” y las denuncias de “lawfare”Los halls de los edificios se convirtieron en lugares de reuniones, en los que muchos amigos se reencontraban. La militancia llegaba con la esperanza de que Cristina saliera al balcón. En las calles se vivía un clima festivo, pese al pedido de condena. Cuando faltaban 15 minutos para la medianoche, algunos empezaron a desconcentrar.
Por la mañana, hablará Cristina Kirchner por redes, luego de que pidió hacerlo en el marco de una ampliación de indagatoria, algo que el Tribunal le negó.